Napoleón IV, sobrino nieto de Napoleón e hijo de Napoleón III, fue asesinado por los zulúes mientras servía con los británicos en Sudáfrica a la edad de 23. Su muerte causó un gran escándalo y llevó a juicio al oficial encargado de vigilarlo, además de acabar con las escasas esperanzas de una restauración bonapartista en Francia.
Explicación completa
Nacido en 1856, Napoleón IV era un adolescente cuando su padre entró en la desastrosa guerra franco-prusiana (1870-71). La capitulación del ejército francés y la captura del Emperador, condujeron a la proclamación de la Tercera República y a la instigación de la Comuna de París. El Príncipe Imperial, tal como se llamaba, huyó a Inglaterra con su madre, la Emperatriz Eugenia, donde finalmente se les unió Napoleón III, aunque murió quebrado en 1873.
Con un gran interés en la artillería, el Príncipe pasó por la Academia Militar de Woolwich, graduándose en 1875. Sin embargo, debido a su rango, una comisión en un regimiento de artillería fue considerada impropia, y en su lugar se convirtió en un oficial de estado mayor. Vivió una vida militar relativamente mundana durante algunos años, con el rumor ocasional de que iba a casarse con la Princesa Beatriz. Pero en última instancia anhelaba participar en una verdadera campaña militar, sobre todo porque la creciente popularidad de la Tercera República en Francia socavaba su espíritu. Por ello, cuando estalló la guerra anglo zulú en 1879, estaba desesperado por ir, y se necesitó la súplica de su madre Eugenie y su amiga íntima (y madrina de Napoleón) la Reina Victoria para superar el reticente establishment militar británico.
Así, el joven Príncipe Imperial navegó a Sudáfrica como observador adjunto al cuartel general del Teniente General Frederic Thesinger, 2º Barón Chelmsford. Llegó en marzo, después del desastre de Isandlwana y la heroica defensa de Rorke$0027s Drift. En el momento de su llegada, los británicos estaban ocupados planeando su segunda (finalmente exitosa) invasión a Zululandia. Napoleón pasó este tiempo participando en patrullas de reconocimiento, donde exhibió una alarmante tendencia a atacar a cualquier zulú que viera. Un preocupado Chelmsford amonestó al Príncipe e intentó obligarle a ir al cuartel general, pero las confusas órdenes hicieron que Napoleón dirigiera otra patrulla a Zululandia.
Esta patrulla estaba formada por él mismo, varios miembros de los 17 Lanceros liderados por el Teniente Jahel Carey, y un guía africano. Por iniciativa del Príncipe, decidieron descansar en un campamento abandonado y preparar café. Aquí, sobre las 3:15, fueron atacados por una banda de zulúes. Uno de los soldados fue disparado y otro apuñalado, mientras que los otros buscaron rápidamente un nuevo lugar para reubicarse. El Príncipe, sin embargo, no pudo volver a su silla, fue rápidamente pisoteado por su caballo y huyó a pie una vez que se recuperó. Fue capturado por el zulú más atlético y apuñalado hasta la muerte.
Todas sus heridas estaban en la parte delantera de su cuerpo, por lo que Napoleón aparentemente se volvió hacia sus perseguidores y soltó dos disparos de su revólver antes de ser derribado. En Gran Bretaña, hubo indignación pública por su muerte, y el teniente Carey fue considerado responsable. Como tal, fue sometido a un consejo de guerra y condenado a la expulsión del ejército por huir ante el enemigo, a pesar de su firme defensa de que no estaba al mando. El Príncipe había ordenado la parada (que se encontraba en una posición dudosa rodeado de cobertura) y no había colocado un vigía. Carey sólo evitó este innoble destino gracias a la intercesión del comandante en jefe del ejército, el Duque de Cambridge (un amigo del Príncipe Imperial). El duque señaló la locura de volverse para enfrentarse a una masa de guerreros zulúes con sólo tres hombres y añadió que creía que “la acusación no se sostiene con las pruebas”. En consecuencia, Carey fue perdonado y reintegrado al ejército.
Más información
Charles Stephenson: El curioso caso del Príncipe Imperial.
La muerte del Príncipe Imperial en Zululandia en 1879, por René Chartrand.
Museo de Talana: Príncipe Imperial de Francia
Sociedad de Historia Militar de Sudáfrica: Revista de Historia Militar, Vol. 3 No. 2-Diciembre 1974