“Las mentes más grandes son capaces de los mayores vicios así como de las mayores virtudes”. -René Descartes
El filósofo francés René Descartes no creía que los animales tuvieran alma. Para probar su teoría, clavó el perro de su esposa a una tabla y lo abrió en pedazos mientras el pobre aún estaba vivo.
Explicación completa
En 1647, René Descartes explotó la biología de par en par al teorizar que el cuerpo era meramente un instrumento mecánico. El alma era lo que daba la conciencia, y residía en algún lugar de la glándula pineal. Desafortunadamente para los perros del vecindario, Descartes también teorizó que sólo los humanos tenían alma.
Si los animales no tenían alma, eran sólo máquinas. Por lo tanto, no sentían dolor, sólo actuaban como si lo sintieran. Por lo tanto, estaba bien abrirlos y experimentar con ellos. Y a Descartes le encantaba un buen experimento.
Por su propia cuenta, Descartes abrió felizmente a los perros y metió su dedo en sus corazones aún latientes, maravillándose de cómo las válvulas se abrían y cerraban alrededor de su nudillo. Pero la locura no se detiene ahí. Según algunos biógrafos, su primera vivisección fue un intento de descubrir de una vez por todas si los animales tenían alma. Y el animal que eligió para practicar era el perro de su esposa.
Tomando un martillo, Descartes clavó las patas de la criatura extendidas con las orejas abiertas en una tabla y procedió a cortarla en pedazos, totalmente imperturbable por la “apariencia” de dolor. Si realmente buscaba el alma o no es un hecho que se ha perdido en la historia. Todo lo que sabemos es que el perro murió poco después en una agonía inimaginable. Cómo reaccionó la esposa de Descartes al descubrir que su marido mutilaba y asesinaba a su mascota para probar un punto oscuro no ha sido tristemente registrado.
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