Dan Stevenson es probablemente el vigilante más pacífico del planeta. Su vecindario estaba lleno de traficantes de drogas y trabajadores sexuales, y la gente estaba convirtiendo su calle en un basurero ilegal. Harto del crimen, se defendió de la forma más extraña imaginable: colocando una estatua de Buda.
Explicación completa
Dan Stevenson es un tipo bastante paciente. Durante los últimos 40 años, ha vivido en el barrio de Eastlake en Oakland, y la mayor parte de su vida ha estado lidiando con el crimen. Eastlake estaba lleno de traficantes de drogas, trabajadores sexuales y grafiteros que amaban mostrar su trabajo. Los ladrones se sentían como en casa en las casas de otras personas, e incluso Dan fue asaltado en algunas ocasiones. Pero en su mayor parte, simplemente lo ignoró. Después de todo, ¿qué podía hacer?
Entonces la gente empezó a tirar basura. La ciudad había instalado un desviador de tráfico frente a su casa, y pronto la gente usó la mediana como su propio pequeño desguace. La gente dejaba vestidos destartalados, colchones usados y todo tipo de basura. Pronto, se derramó por todas partes, y Dan Stevenson finalmente se hartó. Intentó llamar a la ciudad, pero cuando eso no funcionó, fue a una ferretería cercana y compró Buda.
Bueno, era una estatua de Buda, hecha de hormigón y de 60 centímetros de altura. El plan de Dan era poner la reliquia en la franja mediana, y tal vez, sólo tal vez, evitaría los volquetes. Ahora, es importante saber que Dan no es budista. Solo pensó que tal vez una estatua de Buda pacífica podría hacer que la gente se lo pensara dos veces antes de tirar su basura delante de su casa. Y para asegurarse de que nadie la robara, ancló el Buda a una losa de hormigón con la ayuda de un poco de epoxi y una barra de hierro reforzado.
Cuatro meses después, los rituales comenzaron. Todas las mañanas a las 7:00 AM, los budistas de la comunidad local vietnamita visitaban al Buda y rezaban. Dejaban todo tipo de regalos como fruta, monedas y velas. Construyeron al Buda su propia casa y pintaron la estatua de oro. Incluso empezaron a llevar regalos a la casa de Dan, desde caramelos hasta whisky. Y además de atraer a los fieles, la estatua de Buda también atrae a un sorprendente número de turistas.
Aún más extraño, el plan de Dan realmente funcionó. La gente dejó de tirar su basura. Luego los traficantes de drogas y las prostitutas desaparecieron. Los ladrones se fueron a buscar otro barrio, y según el San Francisco Chronicle, el crimen en la zona ha bajado un 82 por ciento desde 2012. Sabes, tal vez cada barrio debería intentar el enfoque Zen de Dan Stevenson.
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